Yo no soy Walt Whitman, pero hoy con su permiso me celebro a mí mismo y a mí mismo me canto.
Aunque no puedo vagabundear ocioso, sí trato de invitar a mi alma, me recuesto, aunque sin conseguir vagar a mis anchas, observando la inmensidad del mar.
Preguntones y vagabundos me rodean. La tensión del día a día permanece, pero al margen de lo que me empuja y arrastra se mantiene lo que soy.
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