domingo, 15 de diciembre de 2013

El caballero de la armadura oxidada

He llevado la armadura puesta durante tanto tiempo, que me había olvidado de como me sentía sin ella. Opté por no quitármela nunca y acabé pensando que formaba parte de mí, como si hubiera nacido con ella puesta.
Ahora el Silencio me está llevando al conocimiento de mí mismo, y el descubrimiento de nuevos sentimientos me hace llorar. Y son precisamente mis lágrimas las que han oxidado mi brillante y pesada armadura y me han liberado de ella.
Sigo recorriendo junto a mi perro Rex la Senda de la Verdad. Acabo de llegar al Castillo del Conocimiento de lo que me rodea y de las personas que amo.
Se que más adelante está el Castillo de la Voluntad y la Osadía, donde deberé vencer el miedo a no llevarla nunca más.


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