Ahora el Silencio me está llevando al conocimiento de mí mismo, y el descubrimiento de nuevos sentimientos me hace llorar. Y son precisamente mis lágrimas las que han oxidado mi brillante y pesada armadura y me han liberado de ella.
Sigo recorriendo junto a mi perro Rex la Senda de la Verdad. Acabo de llegar al Castillo del Conocimiento de lo que me rodea y de las personas que amo.
Se que más adelante está el Castillo de la Voluntad y la Osadía, donde deberé vencer el miedo a no llevarla nunca más.
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